La experiencia Bengala
- Por: C.R
- 11 jun 2015
- 3 Min. de lectura
El pecado más grande, más terrible, sería el limitarse a comparar Bengala con los grandes festivales audiovisuales, llamese la entrega de los Óscar, o el festival de Cannes o...lo que gustes y mandes.
Y es que no hay comparación; No hay manera de realmente decir que lo que has observado en televisión mil veces, con sonrisas maquilladas, alfombras rojas, nombres super reconocidos de personas que son una marca, estatuillas de oro...que todo ello es algo realmente emotivo (no más allá de la curiosidad y la remota adrenalina de quien apostó algo o de quien busca tener razón al señalar nombres de posibles ganadores)
No lo es.
No tanto como lo es el descubrirte a tí mismo frente a las puertas de cristal, buscando apoyarte en el barandal azul (como si fuese tu boya enmedio del mar de personas) mientras observas a solo algunos pasos las cámaras (y en muchos casos serán las primeras cámaras reales que ves), mientras te pones en puntas de los pies y buscar alcanzar a ver cualquier cosa más allá de cabezas y cabezas -preguntandote si quizás debiste preparar un discurso, solo en el remoto caso de que alguien te dé algo ("¿estoy nominado a algo, tan siquiera?") , de que el conductor de pasillo te diga algo ("¿por qué habría decirme algo, de todos modos?") y mirandote la ropa, diciendote a tí mismo con un gesto gaga que quizás debiste conseguir un azul más azul ("porque dijeron azul, ¿no?").
Porque, hey, eso es real. Porque es tu corazón el que late insistentemente contra tu pecho -porque muy repentinamente tú eres el mítico venado faroleado en la carretera. ¿Qué hacer?, ¿A donde ir?, ¡¿Qué decir?!. La cosa es que, finalmente, no dices palabra y observas las entrevistas con fascinación, luego buscandote un lugar en el auditorio.
Eso es la magia real; El sentarte al lado de los tuyos y reír, es el ser parte del evento y no una tercera persona de entre miles y miles de televidentes. Es señalar tu videoclip ("¡mi trabajo está allí! ¿¡qué tipo de brujería es esta?!") y darte cuenta de esos pequeños grandes detalles que se escapan en las quince mil primeras revisiones y ahora son errores graciosamente incómodos para tí (pero que, la mayoría de los casos no muchos notan), es revivir las grabaciones con sus risas, con sus gritos, con sus problemas técnicos, con sus miles de horas de edición (o al menos así tú lo sentiste)...es ver como tus amigos pasan por esa misma lucha interna y por esos mismos recuerdos, el ver como la experiencia se repite tantas veces como personas hay en el auditorio.
Porque, si. Bengala es un festival como los hay muchos-
-pero es diferente, porque es nuestro.
Porque en tí, en mí, en cientos de personas en backstage, en maestros, en coordinadores...en todos nosotros late el espíritu de Bengala. Porque cada uno pone su granito de arena, sea diseñando audio, sea creando intros, sea entrevistando, escribiendo, planeando, diseñando, grabando, editando...
Eso es lo que, al final del día, es lo que hace que la comparación inicial sea un pecado capital: No somos mega estrellas de Hollywood, no somos directores bohemios, no somos un evento que detiene ciudades...pero somos nosotros -con nuestros aciertos y fallas, con nuestros "ups" y nuestros esfuerzos.
Todos somos Bengala.
Y esa es la verdadera experiencia.

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